miércoles, 9 de octubre de 2013

No es esto, señor Wert, no es esto


No me gusta la LOMCE. Pero me gusta más que la LOE, o sea, más que la LOGSE (porque estas dos leyes socialistas son el mismo perro, el mismo collar y sólo un plato de pienso más grande). Y no es que me guste más por méritos de la futura nueva ley, sino porque las anteriores legislaciones eran malas hasta decir basta, y resultaba muy, muy, pero que muy difícil hacer una norma peor.

Ahora bien, de la política educativa del PP no sólo no me gusta la reforma, ni la forma de tramitar la reforma, ni la traición a su programa electoral, ni su desnorte pedagógico, ni su falta de mejoras en Infantil y Primaria. También, y sobre todo, lo que más me aterra y más me solivianta de la actividad educativa del Gobierno del Partido Popular y del Ministerio que encabeza el señor Wert es que ha logrado caer en el mismo error con el que la izquierda ha lastrado nuestro sistema de enseñanza, y que ha hecho imposible alcanzar un Pacto de Estado en las próximas décadas.
¿Estará pensando en si es lo mismo "recortes" que "reformas"?
A saber: viciar el debate educativo con cuestiones que nada tienen que ver con la educación. Así, dos de cada tres veces en las que alguien del PP habla de educación, se aducen argumentos económicos. Y aunque en la tercera ocasión no se haga, da igual, porque el debate ya se ha contaminado. La imagen que se transmite es que al PP le importa poco lo educativo y mucho lo económico. Y francamente, creo que esa no es sólo una imagen ficticia, sino una palmaria realidad. De ahí a que la izquieda educativa esgrima sus postulados pedagógicos (errados y fracasados, pero pedagógicos a fin de cuentas) como la mejor de las escuelas, sólo hay un paso. La confusión entre recortes y reformas no sólo viene alentada desde la oposición, sino que parece nacer de las entrañas mismas del ministerio.

Para muestra, el último botón: "Wert dice que los repetidores 'encarecen extraordinariamente' la educación", titula hoy El Mundo.
¡No hombre, no! Mire, de repetir se puede hablar mucho, largo y tendido, y hasta de forma acalorada: ¿Es bueno para el alumno? ¿Sirve para mejorar su rendimiento? ¿Beneficia al resto de buenos estudiantes? ¿Sirve para algo la promoción automática? ¿Es lícito dejar pasar de curso con asignaturas suspensas? Caray, es que casi no se agotan los interrogantes sobre este tema. Pues nada. Parece que lo que importa es que los repetidores le salen caros al Estado. Que sí, que es verdad, que le salen caros al Estado. Pero es que criticar eso y al mismo tiempo mantener la promoción automática, y hasta obtener el título de la ESO, con dos asignaturas suspensas es absolutamente delirante. No digamos ya si se intenta conjugar lo antedicho con un discurso de mérito y de búsqueda de la excelencia.

Como ni el ministro ni su Gabinete tienen recorrido en el mundo de la enseñanza, y a causa de su soberbia no se han dejado asesorar bien, hoy, el ministerio de Educación (y la mayoría de las Consejerías de Educación regidas por el PP, como ejemplifica el caso de Lucía Figar en Madrid) mezclan churras con merinas o euros con tizas. ¿Y cómo se ha llegado hasta aquí? Pues me temo que ni siquiera porque la cúpula del PP tenga una visión economicista de la enseñanza, sino, lisa y llanamente, por pura incompetencia, por pura mediocridad.

La foto es de Emilio Naranjo, de EFE.
No le conozco, pero está feo robar fotos...
Mientras, en las últimas legislaturas, tanto el PSOE como los nacionalistas y los comunistas (en las Comunidades donde tocaban poder) centraban el debate educativo en cuestiones ideológicas y, de forma más explícita, en postulados propios de la ideología de género, había un señor calvo -que no era Wert- y muy, muy sensato, que logró articular para el PP un discurso eminentemente pedagógico. O sea, un político "educativo" que hablaba más de educación que de política, y que se ganó el respeto de los periodistas, los sindicatos, los profesores y las asociaciones de padres, incluso de aquellos que estaban en las antípodas de su pensamiento. Era Juan Antonio Gómez Trinidad y fue portavoz del PP en Educación durante los 8 años que estuvo en la oposición. Un señor capaz de sostener ante cientos de sindicalistas que la mediocridad del profesorado es uno de los principales factores del fracaso escolar, o de decir a los de su propio grupo parlamentario que eran el último partido marxista de Europa por su materialismo rampante.

Pues bien, en las elecciones de noviembre de 2011 que llevaron a Rajoy a Moncloa, Gómez Trinidad, diputado por La Rioja, fue fulminantemente laminado de las listas electorales por disputas y envidias entre los populares riojanos. Y el Gobierno no tuvo a bien rescatar para un cargo en el ministerio a la persona que había defendido y hasta diseñado su estrategia educativa (y el programa electoral en este punto) durante los últimos 8 años. Por, insisto, envidias, mediocridades y pura soberbia. Ahora, el Gobierno paga el pato, y nuestra enseñanza sigue entre estertores.

No espero demasiados cambios en el PP, ni mucho menos en la LOMCE. Pero al menos, señor Wert, no sea torpe: hable usted de educación y no de economía educativa. A lo mejor, así consigue que, en unos años, podamos arreglar de verdad nuestro pútrido sistema de enseñanza.


José Antonio Méndez

PD: Disculpen ustedes por el retraso en retomar el blog después de las vacaciones. Hemos vuelto, para quedarnos...

martes, 9 de julio de 2013

Cómo desmontar los tópicos contra la clase de Religión (III)

Hace unos días me enzarcé en un breve debate online con un periodista de izquierdas, que dirige un modesto digital andaluz. ¿El motivo? Que, en un artículo bastante maniqueo, presentaba la asignatura de Religión de forma falaz, dando a entender que, con la LOMCE, todos habrían de estudiar Religión y que, como ahora su evaluación sí computará para la nota media, da igual que uno no sepa Matemáticas si sabe rezar. Sus argumentos me dieron un motivo más para seguir con esta serie, que ya va por su tercera entrega (las dos primeras, aquí y aquí). Como saben los lectores más fieles a este casi recién estrenado blog, Alfa y Omega sigue teniendo la patente de mis ideas...


¿Maniqueísmo? ¿Dónde?
* Con la LOMCE, Religión será obligatoria.
La LOMCE sólo explicita lo que las anteriores leyes daban por sentado cuando aludían a los Acuerdos Iglesia-Estado: que los centros tendrán que ofertar la enseñanza religiosa, pero los alumnos podrán no elegirla, y que esta asignatura tendrá el mismo tratamiento que el resto, por lo que tendrá alternativa académica y computará para la nota media. Quienes no quieran cursar Religión podrán optar por una alternativa: en Primaria, Valores Sociales y Cívicos, y en Secundaria, Valores Éticos. En Bachillerato, al no tratarse de una etapa educativa obligatoria, los centros no tendrán por qué ofertarla, y si lo hacen, los alumnos podrán elegirla entre otras 16 asignaturas, de las que tendrán que cursar un mínimo de dos y un máximo de tres. Eso sí, la LOMCE explica que los centros, al planificar su oferta, deben tener en cuenta la demanda social y, por tanto, si hay padres de alumnos de Bachillerato que la solicitan, los centros deben ofertarla entre esas 16 asignaturas.

* ¡Y contará como Biología!
La LOMCE otorga a la Religión el carácter evaluable que le corresponde en virtud de los Acuerdos. Sin embargo, la ley divide todas las asignaturas en tres bloques: troncales (obligatorias para todos: Lengua, Matemáticas, Lengua Extranjera, Historia, Biología -para Secundaria- etc.), específicas (un grupo de asignaturas entre las que los alumnos podrán elegir cuáles estudiar y cuales no), y de libre configuración autonómica (específicas cuyos contenidos serán fijados por las Comunidades). Así, Religión y su alternativa entran dentro las específicas, como Educación Física, Educación Artística y Segunda Lengua Extranjera, en Primaria, o Cultura Clásica, Música, Plástica, o Tecnología, en Secundaria. Además, Religión no entrará en las pruebas finales de Secundaria, ni en Selectividad, por lo que no contará para la nota media de esas pruebas, que son el 40% de la nota media en el expediente de cada alumno. Definitivamente no, no es como Biología.

* ¡Y hasta para una beca!
En líneas generales, para otorgar una beca en Bachillerato, o una de acceso a la Universidad, se tendrá en cuenta el nivel de renta de la familia y, tendrán prioridad los alumnos con un expediente más brillante: la nota de las pruebas de nivel (en las que no se incluye Religión) supondrá el 40% del expediente, y la media de todas las asignaturas cursadas en Secundaria -o Bachillerato- supondrá el 60%. En ese sentido, de cara a una beca, Religión (y su alternativa) será una de las materias (entre más de 30, en Secundaria y, al menos, 21 en Bachillerato) que computen para calcular ese 60%.

* ¡La clase de Religión discrimina a los no creyentes!
La enseñanza de la Religión nace del ejercicio de un derecho fundamental, protegido por una Ley Orgánica (la Ley Orgánica de Libertad Religiosa, de 1980); y los Acuerdos responden a esa importancia al exigir que esa asignatura se imparta «en condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales». Discriminatoria es la situación actual para los alumnos que la cursan, pues, en contra de lo que establecen los Acuerdos y asumían las leyes socialistas, no tienen  alternativa académica, por lo que los alumnos que no la eligen tienen menos horas de clase y una asignatura menos. Además, quienes sí la estudian no ven compensado su esfuerzo, pues no computa para la nota, y algunas Comunidades consienten y alientan que los centros situen esta materia a primera o a última hora, para que los alumnos que la cursen lleguen una hora antes o se vayan a casa una hora más tarde que sus compañeros.

Seguiremos con, al menos, una entrega más...

José Antonio Méndez


miércoles, 3 de julio de 2013

Cómo desmontar los tópicos (II)

Cómo desmontar los tópicos contra la clase de Religión (II)

Llega el veranito, las vacaciones, el descanso..., pero siguen los mismos tópicos contra la clase de Religión. Así que aquí vamos con la segunda entrega del argumentario, para que sepa usted cómo responder, en pocas líneas, a los tópicos de su cuñado, de su vecina, del director del instituto o del soplagaitas de turno.
Borja Montoro, en HO, dibujó a la perfección al autor de las frases en negrita...

* Los Acuerdos Iglesia-Estado imponen la Religión a todos.
El estatus de la asignatura de Religión viene determinado por la LOLR de 1980, y por los Acuerdos suscritos entre la Santa Sede y el Estado español. Sin embargo, los Acuerdos no imponen a nadie estudiar Religión: «Por respeto a la libertad de conciencia, dicha enseñanza no tendrá carácter obligatorio para los alumnos. Se garantiza, sin embargo, el derecho a recibirla». O sea, que los centros están obligados a ofertarla para garantizar el derecho (recogido en el artículo 27 de la Constitución) de los padres a que sus hijos reciban la enseñanza moral y religiosa que esté de acuerdo con sus convicciones, pero los alumnos no están obligados a cursarla, pudiendo optar por una asignatura alternativa.

* Da igual: los Acuerdos son una herencia del franquismo...
Estos Acuerdos fueron firmados en 1979 por el cardenal Villot, entonces Secretario de Estado del Vaticano, y por don Marcelino Oreja, ministro del Interior en el Gobierno de UCD, democráticamente elegido aquel mismo año. Dos años antes, en 1977, fueron legalizados el PSOE y el Partido Comunista, y un año antes, en 1978, los españoles votaron la Constitución en referéndum. Por tanto, los Acuerdos son plenamente democráticos. Además, siguen la línea de los firmados en 1976, es decir, un año después de la muerte de Franco y cuando el proceso de Transición ya había sido iniciado.

* ¡Hay que derogar los Acuerdos!
Los Acuerdos con la Santa Sede tienen rango de tratado internacional y para derogarlos habría que ajustarse al Derecho internacional. Esta decisión no puede ser adoptada de forma unilateral por un Gobierno, sino que sería necesario un acuerdo entre las partes, e incluso un arbitraje internacional. En el caso de España, además, sería necesario un mandato explícito de las Cortes, Congreso y Senado, no basta la voluntad del Ejecutivo.

* Con Religión, el PP quiere volver al nacionalcatolicismo.
Desde que hay democracia en España, todas las leyes educativas han sido elaboradas por el PSOE, y todas han remitido a los Acuerdos con la Santa Sede para garantizar la enseñanza de la Religión. Y eso incluye a la LOGSE, de 1990, elaborada cuando el actual Secretario General del PSOE era Secretario de Estado de Educación. Sin ir tan lejos, la LOE, aprobada por los socialistas en 2006, recoge que «la enseñanza de la Religión católica se ajustará a lo establecido en el Acuerdo sobre Enseñanza y Asuntos Culturales suscrito entre la Santa Sede y el Estado español». O sea, lo mismo que explicita la LOMCE de forma más clara. Cosa distinta es que quienes elaboraron esas leyes, después no las cumplieran en este punto.

* Enseñar Religión es anacrónico en la Europa de hoy.
En toda Europa, salvo en Francia, se enseña Religión en la escuela. Así, en Alemania, es obligatoria la enseñanza religiosa (de distintas confesiones), aunque los padres pueden pedir una exención para que sus hijos reciban una alternativa, que varía según los Länder; en Finlandia, es de obligada oferta para los centros, aunque de libre elección en los públicos y obligatoria en los colegios confesionales; y la situación se repite en Reino Unido, Suecia, Austria, Noruega, Holanda, Polonia, Bélgica..., países que, por cierto, obtienen mejores resultados que España en las pruebas PISA.

Ya saben que yo, estas cosas, siempre las publico antes en Alfa y Omega.

Continuará...

José Antonio Méndez

miércoles, 19 de junio de 2013

Cómo desmontar los tópicos contra la clase de Religión (I)

Hace unos días hablaba con la directora de un estupendo colegio público, y me decía que, personalmente, consideraba un error incluir la clase de Religión en el currículo escolar.

- Sería mejor que fuese Historia de las Religiones, o que pudiese haber clase de religión musulmana, o de otras religiones, me decía.
- Ya, pero es que eso ya se hace: judíos y musulmanes pueden recibir clase de Religión según su credo; y en el Currículo de Religión católica aprobado por la Conferencia Episcopal se incluye la Historia de las religiones, sobre todo de las monoteístas. –respondí yo.

Como se ve, la desinformación y la intoxicación ideológica sobre este tema, y más a raíz de la reforma de la LOMCE, está más que extendida incluso entre el profesorado. No digamos ya entre los padres y entre el resto de la sociedad. Sin embargo, los tópicos y los eslóganes suelen ser falsos como un duro de madera, y se pueden rebatir con un mínimo de (in)formación. Comienzo, por tanto, una serie de entradas (publicadas ya en Alfa y Omega) para "desmontar" las mentiras que se vierten contra la clase de Religión, dando argumentos contra las consignas panfletarias.


* En un Estado laico: ¡Religión fuera de la escuela!
España es un Estado aconfesional, no laico, lo que garantiza, como recoge el artículo 16 de la Constitución, que «ninguna confesión tendrá carácter estatal», pero que «los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española» y mantendrán «relaciones de cooperación con la Iglesia católica y con las demás confesiones». Es decir, que la religión no es algo negativo ni prohibido en España, sino materia de protección por parte de los poderes públicos, pues la libertad religiosa es un derecho fundamental. De ahí surgen los Acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede -que afectan al ámbito jurídico, económico, cultural y educativo-, y la Ley Orgánica de Libertad Religiosa (LOLR), de 1980, que recoge y garantiza el derecho de toda persona a «recibir e impartir enseñanza e información religiosa de toda índole, oralmente, por escrito o por cualquier otro procedimiento; y elegir para sí, y para los menores no emancipados e incapacitados, bajo su dependencia, dentro y fuera del ámbito escolar, la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones».

* ¡Pues que se vayan a un centro privado o, mejor, a la parroquia!
La Ley Orgánica de Libertad Religiosa establece que «los poderes públicos adoptarán las medidas necesarias para facilitar (...) la formación religiosa en centros docentes públicos». Esto no contradice, sino que complementa, la existencia de las parroquias, pues la misma ley recoge el derecho de la Iglesia, y de cualquier otra religión, a establecer «lugares de culto o de reunión con fines religiosos, a designar y formar a sus ministros, a divulgar y propagar su propio credo». Es decir, que la Iglesia puede enseñar su doctrina en sus templos, y también en los centros docentes.

Seguiremos con el tema...

viernes, 7 de junio de 2013

¿Quién quiere financiar un sistema educativo fracasado?

Escena 1: El autor se encarama sobre el ordenador, con la mirada perdida en el blanco nuclear de la página de word, mientras su alter ego pasea nervioso a su espalda. Éste se detiene y le susurra en el cogote:
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– Vale, ya tienes blog sobre educación, y ahora, ¿por qué tema empiezas? 
+ Uf. A saber, hay tantos: ¿nueva ley, escuela pública, concertada, clase de Religión, fracaso escolar, mentiras educativas...?
– ¿Y si empiezas por los recortes? 
+ Vale. Pero te aviso: las entradas de este blog siempre remitirán, o incluso copiarán tal cual, reportajes que ya he publicado. No es por pereza, sino por optimizar recursos. ¿Algo que objetar?
– Si lo que dices es interesante, y si citas dónde y cuándo lo publicaste, a mí me parece bien. Y ahora, deja de hacer perder el tiempo a tus lectores, y dales las gracias de la mejor forma posible: escribiendo sobre el tema que anuncia el título.

Escena 2:  Análisis e información.

Los recortes en Educación han sublevado a buena parte de la comunidad educativa y han generado el fenómeno de "la marea verde". Las manifestaciones convocadas por los sindicatos son seguidas por no pocos profesores, e incluso por alumnos, que corean eslóganes como Educación pública, laica y gratuita o Por una educación de calidad, ¡no más recortes! Su consigna es evidente: los recortes del Gobierno del PP amenazan con la calidad del sistema educativo. La realidad, sin embargo, es que España lleva, desde 2009, reduciendo las partidas destinadas a Educación, tras décadas de inversiones millonarias que, sin embargo, no se han traducido en buenos resultados. Hemos invertido más que el promedio de la OCDE, pero tenemos el doble de fracaso escolar, así que, según avisan los expertos, hay que cambiar de modelo antes de seguir financiando un sistema fracasado.

El ejemplo de Valencia
Las protestas que algunos sindicatos y asociaciones de estudiantes convocaron, en Valencia, en febrero de 2012, fueron en buena medida el detonante de la marea verde, e iban dirigidas a los recortes en el gasto educativo, que en esa Comunidad eran de casi el 30%. Curiosamente, en ninguna manifestación se criticó que el fracaso escolar en Valencia sea del 37%. Un mes más tarde, el Gobierno central anunciaba un recorte de casi el 22% en las partidas educativas de los Presupuestos Generales, hasta alcanzar los 2.200,19 millones (623 menos que el año anterior); a los que habría que añadir otros 3.000 millones menos en los gastos de las Comunidades Autónomas. La oposición y los sindicatos (que veían reducidas a la mitad sus subvenciones educativas) criticaron esa reducción del gasto educativo por ser un atentado contra la escuela pública, aunque el tijeretazo también afectaba a los concertados y a las asociaciones de padres, cuya financiación se recortó en un 90%.
Los recortes en Educación, como decimos, no son nuevos: las Autonomías han reducido más de 4.000 millones de euros desde 2009, y ya en el curso 2010/2011 el Gobierno socialista recortó el gasto en educación un 7,3% y bajó el salario al profesorado entre un 3 y un 7%.
Pero ojo. Antes de que la crisis haya forzado a las Administraciones a recortar en Educación, España ha invertido en sus sistema escolar, durante décadas, bastante más que el promedio de la OCDE, aunque con peores resultados. Así, España tiene un gasto por estudiante superior al promedio de la OCDE y de la UE, e incluso superior al de Finlandia o Francia; los profesores españoles imparten más horas de clase y cobran más que el promedio de los docentes de la OCDE y de la UE; y los centros educativos españoles consumen más recursos que los de los países europeos, pero nuestro país dobla las tasas de fracaso y de abandono escolar, y tiene la mitad de alumnos brillantes que la OCDE y la UE. Por Autonomías, Andalucía lidera el fracaso escolar en España y está a la cola en los resultados del informe PISA, a pesar de que es una de las que más dinero destina a Educación.
Con estos datos, y como señaló un informe del Colegio Libre de Eméritos, «el aumento del gasto sin control ha demostrado no ser una alternativa satisfactoria y viable» para aumentar la calidad educativa, y «la solución no requiere seguir aumentando el gasto público hasta alcanzar un determinado porcentaje de la renta», sino que «se impone una verdadera reforma que conlleve un cambio de modelo», y que exija a centros y Administraciones alcanzar unos mínimos de calidad antes de seguir invirtiendo.

Escena 3: El autor, de pie ante el auditorio y vestido de juglar infantil, declama:
Moraleja: La buena educación es cara, pero no toda la educación cara es buena.
Moraleja 2: En España estamos recortando después de haber invertido mucho, pero mal, muy, muy mal.
Moraleja 3: Antes que recortar, habría que pensar cómo invertir bien. Quienes quieren seguir como estamos no quieren mejorar la educación, sino perpetuar su estatus sociolaboral, sus subvenciones o su dedo en la máquina de clonar votantes serviles.
Moraleja 4: No hemos agotado el tema. Hay muchos matices que iremos aclarando. No seáis ansiosos. Pero acepto, agradezco y hasta imploro sugerencias.

Ah! Se me olvidaba: el artículo de hoy ha sido copiado y modificado desde este otro, de Alfa y Omega, 782/19-IV-2012.

jueves, 6 de junio de 2013

¿Otro blog? ¿Para qué? ¿Es que no hay suficientes blogs en Internet?


La verdad es que nunca se me había ocurrido abrir un blog sobre temas de educación. Nunca... hasta esta mañana. Así que, como la pereza es una de esas compañeras de viaje a las que pretendo ir perdiendo de vista poco a poco, aquí me tenéis, estrenando mi propio blog, que es el vuestro.

Uy, perdón, que no me he presentado: Me llamo José Antonio Méndez y soy el marido de una mujer extraordinaria, el padre de un hijo maravilloso y, en lineas generales, un hombre feliz, a pesar de los pesares. También soy periodista especializado en información religiosa y educativa.
Comencé a trabajar pronto, en 3º de carrera, en el diario La Razón. Después formé parte del equipo fundacional de la revista Chesterton, y, desde hace varios años, soy redactor del semanario Alfa y Omega, que edita el arzobispado de Madrid y reparte los jueves el ABC. También he colaborado en las revistas Padres y Colegios y Misión, y llevo, con el genial Eduardo Palanca, el blog Ni un pelo de tontos, en el diario Religión en Libertad.

No me las doy de experto, porque no lo soy, pero creo que conozco razonablemente bien el mundo de la educación en España. Un terreno complejo y espinoso cuajado de malas cifras, de buenas intenciones, de mentiras pedagógicas, de axiomas destructivos y de obras encomiables. En mis reportajes, padres, profesores, alumnos, directores, expertos, políticos, sindicalistas y hasta conserjes me cuentan y me explican las luces y las sombras de las aulas españolas. Y así me encuentro con los héroes que luchan por los jóvenes y también con los villanos que pretenden secuestrarlos para su ideología.

Por eso he podido constatar lo que cualquiera que se asoma a esta realidad ya conoce: que estamos de emergencia. De emergencia educativa, en lúcida expresión de Benedicto XVI.

Después de leer mucho, de escuchar mucho y de escribir bastante, he llegado a la convicción de que la educación española y europea ha sido secuestrada por una idelogía pedagógica que ignora la verdadera naturaleza del ser humano. Y también que la mayoría de los medios de comunicación, y hasta muchos profesionales de la enseñanza, se han lanzado a los brazos de esta corriente -la nueva pedagogía- como un baboso ninfómano lo hace sobre una prostituta sifilítica cuya enfermedad ignora. La consecuencia es lógica: si el sistema educativo no conoce al ser humano, no puede educar a hombres y mujeres íntegros, y, por tanto, nuestra sociedad se ve abocada hacia el abismo cultural y la angustia vital. Un desastre, vamos. Pero tranquilos: no todo está perdido. Hay mucha gente inteligente, buena, capaz y comprometida que trata con todas sus fuerzas de corregir la dirección de las agujas y evitar que el tren descarrile de forma irremediable.

Con este blog, por tanto, lo único que pretendo es ser una voz distinta en mitad de un coro de bacantes que danzan y se refocilan en la peor trayectoria educativa que ha conocido occidente. Que lo logre o no, es otro cantar. Pero de momento, ¡Pasen y lean!