viernes, 7 de junio de 2013

¿Quién quiere financiar un sistema educativo fracasado?

Escena 1: El autor se encarama sobre el ordenador, con la mirada perdida en el blanco nuclear de la página de word, mientras su alter ego pasea nervioso a su espalda. Éste se detiene y le susurra en el cogote:
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– Vale, ya tienes blog sobre educación, y ahora, ¿por qué tema empiezas? 
+ Uf. A saber, hay tantos: ¿nueva ley, escuela pública, concertada, clase de Religión, fracaso escolar, mentiras educativas...?
– ¿Y si empiezas por los recortes? 
+ Vale. Pero te aviso: las entradas de este blog siempre remitirán, o incluso copiarán tal cual, reportajes que ya he publicado. No es por pereza, sino por optimizar recursos. ¿Algo que objetar?
– Si lo que dices es interesante, y si citas dónde y cuándo lo publicaste, a mí me parece bien. Y ahora, deja de hacer perder el tiempo a tus lectores, y dales las gracias de la mejor forma posible: escribiendo sobre el tema que anuncia el título.

Escena 2:  Análisis e información.

Los recortes en Educación han sublevado a buena parte de la comunidad educativa y han generado el fenómeno de "la marea verde". Las manifestaciones convocadas por los sindicatos son seguidas por no pocos profesores, e incluso por alumnos, que corean eslóganes como Educación pública, laica y gratuita o Por una educación de calidad, ¡no más recortes! Su consigna es evidente: los recortes del Gobierno del PP amenazan con la calidad del sistema educativo. La realidad, sin embargo, es que España lleva, desde 2009, reduciendo las partidas destinadas a Educación, tras décadas de inversiones millonarias que, sin embargo, no se han traducido en buenos resultados. Hemos invertido más que el promedio de la OCDE, pero tenemos el doble de fracaso escolar, así que, según avisan los expertos, hay que cambiar de modelo antes de seguir financiando un sistema fracasado.

El ejemplo de Valencia
Las protestas que algunos sindicatos y asociaciones de estudiantes convocaron, en Valencia, en febrero de 2012, fueron en buena medida el detonante de la marea verde, e iban dirigidas a los recortes en el gasto educativo, que en esa Comunidad eran de casi el 30%. Curiosamente, en ninguna manifestación se criticó que el fracaso escolar en Valencia sea del 37%. Un mes más tarde, el Gobierno central anunciaba un recorte de casi el 22% en las partidas educativas de los Presupuestos Generales, hasta alcanzar los 2.200,19 millones (623 menos que el año anterior); a los que habría que añadir otros 3.000 millones menos en los gastos de las Comunidades Autónomas. La oposición y los sindicatos (que veían reducidas a la mitad sus subvenciones educativas) criticaron esa reducción del gasto educativo por ser un atentado contra la escuela pública, aunque el tijeretazo también afectaba a los concertados y a las asociaciones de padres, cuya financiación se recortó en un 90%.
Los recortes en Educación, como decimos, no son nuevos: las Autonomías han reducido más de 4.000 millones de euros desde 2009, y ya en el curso 2010/2011 el Gobierno socialista recortó el gasto en educación un 7,3% y bajó el salario al profesorado entre un 3 y un 7%.
Pero ojo. Antes de que la crisis haya forzado a las Administraciones a recortar en Educación, España ha invertido en sus sistema escolar, durante décadas, bastante más que el promedio de la OCDE, aunque con peores resultados. Así, España tiene un gasto por estudiante superior al promedio de la OCDE y de la UE, e incluso superior al de Finlandia o Francia; los profesores españoles imparten más horas de clase y cobran más que el promedio de los docentes de la OCDE y de la UE; y los centros educativos españoles consumen más recursos que los de los países europeos, pero nuestro país dobla las tasas de fracaso y de abandono escolar, y tiene la mitad de alumnos brillantes que la OCDE y la UE. Por Autonomías, Andalucía lidera el fracaso escolar en España y está a la cola en los resultados del informe PISA, a pesar de que es una de las que más dinero destina a Educación.
Con estos datos, y como señaló un informe del Colegio Libre de Eméritos, «el aumento del gasto sin control ha demostrado no ser una alternativa satisfactoria y viable» para aumentar la calidad educativa, y «la solución no requiere seguir aumentando el gasto público hasta alcanzar un determinado porcentaje de la renta», sino que «se impone una verdadera reforma que conlleve un cambio de modelo», y que exija a centros y Administraciones alcanzar unos mínimos de calidad antes de seguir invirtiendo.

Escena 3: El autor, de pie ante el auditorio y vestido de juglar infantil, declama:
Moraleja: La buena educación es cara, pero no toda la educación cara es buena.
Moraleja 2: En España estamos recortando después de haber invertido mucho, pero mal, muy, muy mal.
Moraleja 3: Antes que recortar, habría que pensar cómo invertir bien. Quienes quieren seguir como estamos no quieren mejorar la educación, sino perpetuar su estatus sociolaboral, sus subvenciones o su dedo en la máquina de clonar votantes serviles.
Moraleja 4: No hemos agotado el tema. Hay muchos matices que iremos aclarando. No seáis ansiosos. Pero acepto, agradezco y hasta imploro sugerencias.

Ah! Se me olvidaba: el artículo de hoy ha sido copiado y modificado desde este otro, de Alfa y Omega, 782/19-IV-2012.

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