jueves, 6 de junio de 2013

¿Otro blog? ¿Para qué? ¿Es que no hay suficientes blogs en Internet?


La verdad es que nunca se me había ocurrido abrir un blog sobre temas de educación. Nunca... hasta esta mañana. Así que, como la pereza es una de esas compañeras de viaje a las que pretendo ir perdiendo de vista poco a poco, aquí me tenéis, estrenando mi propio blog, que es el vuestro.

Uy, perdón, que no me he presentado: Me llamo José Antonio Méndez y soy el marido de una mujer extraordinaria, el padre de un hijo maravilloso y, en lineas generales, un hombre feliz, a pesar de los pesares. También soy periodista especializado en información religiosa y educativa.
Comencé a trabajar pronto, en 3º de carrera, en el diario La Razón. Después formé parte del equipo fundacional de la revista Chesterton, y, desde hace varios años, soy redactor del semanario Alfa y Omega, que edita el arzobispado de Madrid y reparte los jueves el ABC. También he colaborado en las revistas Padres y Colegios y Misión, y llevo, con el genial Eduardo Palanca, el blog Ni un pelo de tontos, en el diario Religión en Libertad.

No me las doy de experto, porque no lo soy, pero creo que conozco razonablemente bien el mundo de la educación en España. Un terreno complejo y espinoso cuajado de malas cifras, de buenas intenciones, de mentiras pedagógicas, de axiomas destructivos y de obras encomiables. En mis reportajes, padres, profesores, alumnos, directores, expertos, políticos, sindicalistas y hasta conserjes me cuentan y me explican las luces y las sombras de las aulas españolas. Y así me encuentro con los héroes que luchan por los jóvenes y también con los villanos que pretenden secuestrarlos para su ideología.

Por eso he podido constatar lo que cualquiera que se asoma a esta realidad ya conoce: que estamos de emergencia. De emergencia educativa, en lúcida expresión de Benedicto XVI.

Después de leer mucho, de escuchar mucho y de escribir bastante, he llegado a la convicción de que la educación española y europea ha sido secuestrada por una idelogía pedagógica que ignora la verdadera naturaleza del ser humano. Y también que la mayoría de los medios de comunicación, y hasta muchos profesionales de la enseñanza, se han lanzado a los brazos de esta corriente -la nueva pedagogía- como un baboso ninfómano lo hace sobre una prostituta sifilítica cuya enfermedad ignora. La consecuencia es lógica: si el sistema educativo no conoce al ser humano, no puede educar a hombres y mujeres íntegros, y, por tanto, nuestra sociedad se ve abocada hacia el abismo cultural y la angustia vital. Un desastre, vamos. Pero tranquilos: no todo está perdido. Hay mucha gente inteligente, buena, capaz y comprometida que trata con todas sus fuerzas de corregir la dirección de las agujas y evitar que el tren descarrile de forma irremediable.

Con este blog, por tanto, lo único que pretendo es ser una voz distinta en mitad de un coro de bacantes que danzan y se refocilan en la peor trayectoria educativa que ha conocido occidente. Que lo logre o no, es otro cantar. Pero de momento, ¡Pasen y lean!

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