miércoles, 19 de junio de 2013

Cómo desmontar los tópicos contra la clase de Religión (I)

Hace unos días hablaba con la directora de un estupendo colegio público, y me decía que, personalmente, consideraba un error incluir la clase de Religión en el currículo escolar.

- Sería mejor que fuese Historia de las Religiones, o que pudiese haber clase de religión musulmana, o de otras religiones, me decía.
- Ya, pero es que eso ya se hace: judíos y musulmanes pueden recibir clase de Religión según su credo; y en el Currículo de Religión católica aprobado por la Conferencia Episcopal se incluye la Historia de las religiones, sobre todo de las monoteístas. –respondí yo.

Como se ve, la desinformación y la intoxicación ideológica sobre este tema, y más a raíz de la reforma de la LOMCE, está más que extendida incluso entre el profesorado. No digamos ya entre los padres y entre el resto de la sociedad. Sin embargo, los tópicos y los eslóganes suelen ser falsos como un duro de madera, y se pueden rebatir con un mínimo de (in)formación. Comienzo, por tanto, una serie de entradas (publicadas ya en Alfa y Omega) para "desmontar" las mentiras que se vierten contra la clase de Religión, dando argumentos contra las consignas panfletarias.


* En un Estado laico: ¡Religión fuera de la escuela!
España es un Estado aconfesional, no laico, lo que garantiza, como recoge el artículo 16 de la Constitución, que «ninguna confesión tendrá carácter estatal», pero que «los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española» y mantendrán «relaciones de cooperación con la Iglesia católica y con las demás confesiones». Es decir, que la religión no es algo negativo ni prohibido en España, sino materia de protección por parte de los poderes públicos, pues la libertad religiosa es un derecho fundamental. De ahí surgen los Acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede -que afectan al ámbito jurídico, económico, cultural y educativo-, y la Ley Orgánica de Libertad Religiosa (LOLR), de 1980, que recoge y garantiza el derecho de toda persona a «recibir e impartir enseñanza e información religiosa de toda índole, oralmente, por escrito o por cualquier otro procedimiento; y elegir para sí, y para los menores no emancipados e incapacitados, bajo su dependencia, dentro y fuera del ámbito escolar, la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones».

* ¡Pues que se vayan a un centro privado o, mejor, a la parroquia!
La Ley Orgánica de Libertad Religiosa establece que «los poderes públicos adoptarán las medidas necesarias para facilitar (...) la formación religiosa en centros docentes públicos». Esto no contradice, sino que complementa, la existencia de las parroquias, pues la misma ley recoge el derecho de la Iglesia, y de cualquier otra religión, a establecer «lugares de culto o de reunión con fines religiosos, a designar y formar a sus ministros, a divulgar y propagar su propio credo». Es decir, que la Iglesia puede enseñar su doctrina en sus templos, y también en los centros docentes.

Seguiremos con el tema...

viernes, 7 de junio de 2013

¿Quién quiere financiar un sistema educativo fracasado?

Escena 1: El autor se encarama sobre el ordenador, con la mirada perdida en el blanco nuclear de la página de word, mientras su alter ego pasea nervioso a su espalda. Éste se detiene y le susurra en el cogote:
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– Vale, ya tienes blog sobre educación, y ahora, ¿por qué tema empiezas? 
+ Uf. A saber, hay tantos: ¿nueva ley, escuela pública, concertada, clase de Religión, fracaso escolar, mentiras educativas...?
– ¿Y si empiezas por los recortes? 
+ Vale. Pero te aviso: las entradas de este blog siempre remitirán, o incluso copiarán tal cual, reportajes que ya he publicado. No es por pereza, sino por optimizar recursos. ¿Algo que objetar?
– Si lo que dices es interesante, y si citas dónde y cuándo lo publicaste, a mí me parece bien. Y ahora, deja de hacer perder el tiempo a tus lectores, y dales las gracias de la mejor forma posible: escribiendo sobre el tema que anuncia el título.

Escena 2:  Análisis e información.

Los recortes en Educación han sublevado a buena parte de la comunidad educativa y han generado el fenómeno de "la marea verde". Las manifestaciones convocadas por los sindicatos son seguidas por no pocos profesores, e incluso por alumnos, que corean eslóganes como Educación pública, laica y gratuita o Por una educación de calidad, ¡no más recortes! Su consigna es evidente: los recortes del Gobierno del PP amenazan con la calidad del sistema educativo. La realidad, sin embargo, es que España lleva, desde 2009, reduciendo las partidas destinadas a Educación, tras décadas de inversiones millonarias que, sin embargo, no se han traducido en buenos resultados. Hemos invertido más que el promedio de la OCDE, pero tenemos el doble de fracaso escolar, así que, según avisan los expertos, hay que cambiar de modelo antes de seguir financiando un sistema fracasado.

El ejemplo de Valencia
Las protestas que algunos sindicatos y asociaciones de estudiantes convocaron, en Valencia, en febrero de 2012, fueron en buena medida el detonante de la marea verde, e iban dirigidas a los recortes en el gasto educativo, que en esa Comunidad eran de casi el 30%. Curiosamente, en ninguna manifestación se criticó que el fracaso escolar en Valencia sea del 37%. Un mes más tarde, el Gobierno central anunciaba un recorte de casi el 22% en las partidas educativas de los Presupuestos Generales, hasta alcanzar los 2.200,19 millones (623 menos que el año anterior); a los que habría que añadir otros 3.000 millones menos en los gastos de las Comunidades Autónomas. La oposición y los sindicatos (que veían reducidas a la mitad sus subvenciones educativas) criticaron esa reducción del gasto educativo por ser un atentado contra la escuela pública, aunque el tijeretazo también afectaba a los concertados y a las asociaciones de padres, cuya financiación se recortó en un 90%.
Los recortes en Educación, como decimos, no son nuevos: las Autonomías han reducido más de 4.000 millones de euros desde 2009, y ya en el curso 2010/2011 el Gobierno socialista recortó el gasto en educación un 7,3% y bajó el salario al profesorado entre un 3 y un 7%.
Pero ojo. Antes de que la crisis haya forzado a las Administraciones a recortar en Educación, España ha invertido en sus sistema escolar, durante décadas, bastante más que el promedio de la OCDE, aunque con peores resultados. Así, España tiene un gasto por estudiante superior al promedio de la OCDE y de la UE, e incluso superior al de Finlandia o Francia; los profesores españoles imparten más horas de clase y cobran más que el promedio de los docentes de la OCDE y de la UE; y los centros educativos españoles consumen más recursos que los de los países europeos, pero nuestro país dobla las tasas de fracaso y de abandono escolar, y tiene la mitad de alumnos brillantes que la OCDE y la UE. Por Autonomías, Andalucía lidera el fracaso escolar en España y está a la cola en los resultados del informe PISA, a pesar de que es una de las que más dinero destina a Educación.
Con estos datos, y como señaló un informe del Colegio Libre de Eméritos, «el aumento del gasto sin control ha demostrado no ser una alternativa satisfactoria y viable» para aumentar la calidad educativa, y «la solución no requiere seguir aumentando el gasto público hasta alcanzar un determinado porcentaje de la renta», sino que «se impone una verdadera reforma que conlleve un cambio de modelo», y que exija a centros y Administraciones alcanzar unos mínimos de calidad antes de seguir invirtiendo.

Escena 3: El autor, de pie ante el auditorio y vestido de juglar infantil, declama:
Moraleja: La buena educación es cara, pero no toda la educación cara es buena.
Moraleja 2: En España estamos recortando después de haber invertido mucho, pero mal, muy, muy mal.
Moraleja 3: Antes que recortar, habría que pensar cómo invertir bien. Quienes quieren seguir como estamos no quieren mejorar la educación, sino perpetuar su estatus sociolaboral, sus subvenciones o su dedo en la máquina de clonar votantes serviles.
Moraleja 4: No hemos agotado el tema. Hay muchos matices que iremos aclarando. No seáis ansiosos. Pero acepto, agradezco y hasta imploro sugerencias.

Ah! Se me olvidaba: el artículo de hoy ha sido copiado y modificado desde este otro, de Alfa y Omega, 782/19-IV-2012.

jueves, 6 de junio de 2013

¿Otro blog? ¿Para qué? ¿Es que no hay suficientes blogs en Internet?


La verdad es que nunca se me había ocurrido abrir un blog sobre temas de educación. Nunca... hasta esta mañana. Así que, como la pereza es una de esas compañeras de viaje a las que pretendo ir perdiendo de vista poco a poco, aquí me tenéis, estrenando mi propio blog, que es el vuestro.

Uy, perdón, que no me he presentado: Me llamo José Antonio Méndez y soy el marido de una mujer extraordinaria, el padre de un hijo maravilloso y, en lineas generales, un hombre feliz, a pesar de los pesares. También soy periodista especializado en información religiosa y educativa.
Comencé a trabajar pronto, en 3º de carrera, en el diario La Razón. Después formé parte del equipo fundacional de la revista Chesterton, y, desde hace varios años, soy redactor del semanario Alfa y Omega, que edita el arzobispado de Madrid y reparte los jueves el ABC. También he colaborado en las revistas Padres y Colegios y Misión, y llevo, con el genial Eduardo Palanca, el blog Ni un pelo de tontos, en el diario Religión en Libertad.

No me las doy de experto, porque no lo soy, pero creo que conozco razonablemente bien el mundo de la educación en España. Un terreno complejo y espinoso cuajado de malas cifras, de buenas intenciones, de mentiras pedagógicas, de axiomas destructivos y de obras encomiables. En mis reportajes, padres, profesores, alumnos, directores, expertos, políticos, sindicalistas y hasta conserjes me cuentan y me explican las luces y las sombras de las aulas españolas. Y así me encuentro con los héroes que luchan por los jóvenes y también con los villanos que pretenden secuestrarlos para su ideología.

Por eso he podido constatar lo que cualquiera que se asoma a esta realidad ya conoce: que estamos de emergencia. De emergencia educativa, en lúcida expresión de Benedicto XVI.

Después de leer mucho, de escuchar mucho y de escribir bastante, he llegado a la convicción de que la educación española y europea ha sido secuestrada por una idelogía pedagógica que ignora la verdadera naturaleza del ser humano. Y también que la mayoría de los medios de comunicación, y hasta muchos profesionales de la enseñanza, se han lanzado a los brazos de esta corriente -la nueva pedagogía- como un baboso ninfómano lo hace sobre una prostituta sifilítica cuya enfermedad ignora. La consecuencia es lógica: si el sistema educativo no conoce al ser humano, no puede educar a hombres y mujeres íntegros, y, por tanto, nuestra sociedad se ve abocada hacia el abismo cultural y la angustia vital. Un desastre, vamos. Pero tranquilos: no todo está perdido. Hay mucha gente inteligente, buena, capaz y comprometida que trata con todas sus fuerzas de corregir la dirección de las agujas y evitar que el tren descarrile de forma irremediable.

Con este blog, por tanto, lo único que pretendo es ser una voz distinta en mitad de un coro de bacantes que danzan y se refocilan en la peor trayectoria educativa que ha conocido occidente. Que lo logre o no, es otro cantar. Pero de momento, ¡Pasen y lean!